Criptograma
Estrella Amaranto
abril 12, 2020
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Elizabeth Chandler |
Se enreda mi voz a la noche sin astros,
silban los grillos en sus cuevas verdes
desplegando pancartas solidarias,
que liberen de la jaula del destierro
a la primavera cautiva de una guerra sorda.
Cenizas que flotan a lomos de un negro corcel
arrastrando consigo la memoria pĆŗblica,
la mano que esconde el naipe marcado,
la distancia que nos hace diferentes,
el barro crudo que espesa la dicha
desvistiendo la risa de la niƱez.
Titilante la brisa peina los campos,
criba las palabras huecas de las que tienen sentido,
iza las velas de los pueblos unidos
entona los himnos de otras tierras,
aguardando el momento mƔs oportuno.
Pronto aprenderemos la lección,
porque ya nada serĆ” como ayer,
empeƱados en dar cuerda al reloj,
con los bolsillos vacĆos
pasajeros de un sueƱo disfrazado de nostalgia
como piezas de recambio uniformadas.
La puerta de la Casa estĆ” blindada,
apuntalando las vidrieras del pórtico,
con el cĆngulo del alba,
el incienso de los astros
y una misteriosa letanĆa...
Y tú, mi prójimo, encorvando la pena,
fiel a tu trino dentro de la jaula,
empaparƔs de lluvia las palabras,
morderƔs el candado de la duda,
dibujarƔs mis palabras en tus labios
y olvidarƔs tu origen y tu reino.
silban los grillos en sus cuevas verdes
desplegando pancartas solidarias,
que liberen de la jaula del destierro
a la primavera cautiva de una guerra sorda.
Cenizas que flotan a lomos de un negro corcel
arrastrando consigo la memoria pĆŗblica,
la mano que esconde el naipe marcado,
la distancia que nos hace diferentes,
el barro crudo que espesa la dicha
desvistiendo la risa de la niƱez.
Titilante la brisa peina los campos,
criba las palabras huecas de las que tienen sentido,
iza las velas de los pueblos unidos
entona los himnos de otras tierras,
aguardando el momento mƔs oportuno.
Pronto aprenderemos la lección,
porque ya nada serĆ” como ayer,
empeƱados en dar cuerda al reloj,
con los bolsillos vacĆos
pasajeros de un sueƱo disfrazado de nostalgia
como piezas de recambio uniformadas.
La puerta de la Casa estĆ” blindada,
apuntalando las vidrieras del pórtico,
con el cĆngulo del alba,
el incienso de los astros
y una misteriosa letanĆa...
Y tú, mi prójimo, encorvando la pena,
fiel a tu trino dentro de la jaula,
empaparƔs de lluvia las palabras,
morderƔs el candado de la duda,
dibujarƔs mis palabras en tus labios
y olvidarƔs tu origen y tu reino.
Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados